martes, 30 de agosto de 2011

la verdad.


Te digo la verdad,no hay man,soy yo quien finje,
estar bien por los demás
mientras mi alma se extingue.

Digo resiste aun que me valla a derrumbar,
no lo paso mal pero siempre estoy triste..

Quizas me despisté al creer que la verdad
era la felicidad,que se contába en pantalla,
la vida da batalla pero deja respirar,
es normal,verdad,toda mentira me raya

Un macho cambió de nivel,
no te marcháste por que estás en mi piel,
soy un desastre,pero lo camuflo bien,
siempre buscaré mantenerme con clase..

jueves, 25 de agosto de 2011

¿sin ti, mi vida? Ningún sentido.

Sin ti el mundo que me rodea es en blanco, en negro. Porque cuando tú te vas, tus ojos se llevan los colores. Sin tu sonrisa el sol no brilla igual y el viento, se convierte en tormenta. Sin ti las luchas que libro no tienen ningún sentido y mi corazón deja de arder.

miércoles, 24 de agosto de 2011

te pasarías la vida entera sin saberlo.

-No es una aventura, es un error.
+Vale, de acuerdo. Es un error. Ya sé que es un error, pero hay ciertas cosas en la vida que sabes que son un error, aunque en realidad no sabes que son un error porque la única forma de saber realmente que son un error es cometiendo el error y luego mirando hacia atrás y dieciendo: "si, ha sido un error". Así que en realidad el verdadero error sería no cometer el error, porque entonces te pasarías la vida entera sin saber si era un error o no.

jueves, 4 de agosto de 2011

Improbable significa probable.

La Real Academia define la palabra imposible como algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser, o suceder. Y define improbable como algo inverosímil, que no se funda en una razón prudente. El amor, las relaciones, los sentimientos, no se fundan en una razón prudente, por eso no me gusta hablar de amores imposibles sino de amores improbables. Porque lo improbable es, por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar. Mientras haya una posibilidad, media posibilidad de entre mil millones de que pase, vale la pena intentarlo.

No una vez solo, sino cientos de veces.

-Ah... me olvidaba decirte algo.
+Dilo. 
-...Que tengo unas ganas de que me hagas el amor que no te puedes ni imaginar. Pero esto no se lo diré a nadie. Sobre todo a tí. Deberían torturarme para obligarme a decirlo. 
+¿A decir qué? 
-Que quiero hacer el amor contigo. No una vez solo, sino cientos de veces. Pero a tí no te lo diré nunca. Sólo si me volviera loca te diría que haría el amor contigo, aquí, delante de tu casa, toda la vida.

Ya nunca sé que hora es, pero me da igual.

La primera vez que te besé nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo y fue increíble. La hora exacta de ese beso eran las doce y diez y quite la pila del reloj para que se quedase la hora detenida para siempre, parada. El minuto exacto en el que me besaste esta metido en un reloj para siempre y ya nunca sé que hora es, pero me da igual. Y desde entonces miro constantemente el reloj.

Aún queda lo mejor.

¿Contigo?Me basta.

No busco horarios, ni exigencias, ni ataduras, ni compromisos. Aunque sea bien cierto que a veces éstos son buenos sustitutos de la seguridad que, al fin y al cabo, todos necesitamos. La necesidad de ser querido, y la seguridad de ser querido que se asocia a la rutina, a ese orden estructurado y predecible que se identifica con la felicidad y que es posible que la constituya. Yo sólo quiero verte, verte lo antes posible, verte.