viernes, 4 de noviembre de 2011

juego=realidad.

Jugamos y jugamos a querernos. A besarnos durante horas. Jugamos para hacer reir al otro. Jugamos para entretenernos, para divertirnos, para no llorar. Jugamos a ser invencibles, a estar en los más alto. Jugamos a que nada más es importante. Jugamos a olvidar el exterior, a olvidar aquello que nos hace daño por momentos, jugamos a concentrarnos en las pupilas del otro. Jugamos a soldar nuestro amor. Jugamos a fotografiar futuros recuerdos. Jugamos a ser la luz y la oscuridad a la vez, a ser la mejor sinfonía escrita y el ruido más insignificante. Jugamos a enseñar que la fuerza y la delicadeza son compatibles. Jugamos a imaginar un futuro, juntos. Jugamos a aprendernos los lunares del otro y las veces que puede llegar a parpadear en un minuto. Jugamos a recorrrer la amplia carretera de nuestros cuerpos con los ojos cerrados. Jugamos a ser felices. Jugamos de un lado al otro, corriendo sin parar, como dos niños. Jugamos dentro de nuestra burbuja inexplotable. Jugamos a que los catorce son especiales. Jugamos a demostrar que estando juntos nadie puede vencernos. Jugamos sabiendo que no es un juego, que es nuestra realidad.

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